Es que somos muy pobresº
Un niño recuerda la catastrófe que vivió su
familia. Una tormenta de verano arrasó la
aldea y el agua se llevó también la vaca de
su hermana Tacha. Este animal era toda la
esperanza de la niña porque el padre se la
había comprado como ajuar, para que no
acabara prostituyéndose como sus hermanas
mayores.
“Y Tacha llora al sentir que su vaca no
volverá porque se la ha matado el río.
(...) El sabor a podrido que viene de allá
salpica la cara mojada de Tacha y los dos
pechitos de ella se mueven de arriba abajo,
sin parar, como si de repente comenzaran a
hincharse para empezar a trabajar por su
perdición.” (p. 56)
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